Que si rojo cereza, que si rojo Burdeos…

Hay muchos tonos de rojo. Un amigo mío escribió una vez un relato en el que me enseñó la existencia del  Burdeos en tanto cómo experiencia sensitiva, algo bastante guai.

Pero  no quiero divagar más pues a veces nos pasamos de tono y casi de color. En la universidad donde a veces tengo el dudoso honor de estudiar participé en una asamblea estudiantil. Allí, un miembro de un colectivo rojo cereza en el que yo no participaba acusó a otro colectivo rojo de ser una sucursal del PsoE dedicada a formar futuros líderes para el bien de la gloriosa nación etc. En cualquier caso yo me lo tragué sin más, porqué confiaba en la palabra de mis compañeros asamblearios.

Todo cambió  más tarde cuando otro compañero de la extinta asamblea quiso ingresar en ese club de señores rojo Burdeos. Resultó que su programa decía prácticamente lo mismo que el club de señores rojo cereza a la vez que se mostraban tanto o más hostiles al PPSOE. Todo ello sorprendió a mi compañero rojo-cereza que me admitió el error. Pero yo, la verdad, sigo sin ver la cereza y el Burdeos. Aquí solo hay rojo, un rojo pálido, quizás un rojo un poco imbécil que se hunde más y más en luchas sin sentido.

Cuidaos del politiqueo, balas perdidas.